Así escribo monografías...

Aún así, el soldado seguirá obsesionado con la figura de Muerte, de quien se siente cómplice, ya que ha asesinado a causa de su trabajo. Cuando él despierte, todo habrá desaparecido: el barquero lo encontrará desmayado y lo transportará de vuelta a Venecia: no era su tiempo de morir, por lo que Muerte no lo ha tocado. De vuelta en la ciudad, rodeado de gente le parece no comprender el lugar ni la gente ni el mundo en el que se desplaza. “Intento hallar sentido a lo que he visto, o soñado, pero el sentido me elude…” (2004:32) Persiste en él la sensación de haber vivido un sueño, el cual acepta a medias porque le molesta creer que es sólo un muñeco del destino movido por hilos invisibles cuya única tarea restante es esperar un último encuentro con la Muerte. “Volveré a verla. Lo sé en mi corazón. Una última vez. Hasta entonces, seguiré enviándole gente.” (2004:33)

Es importante remarcar que el final tiene algo de inquietante en ambas obras: deja una sensación de vacío, como si algo hubiera quedado inconcluso. Pero en el cómic el personaje principal seguirá vivo y confundido, ya que él sólo ha sido el conductor del problema a resolver por la Muerte.

“Siento un escalofrío y me alejo deprisa de la plaza, mientras la oscuridad se cierra sobre mí, como el agua de los canales o la tumba.” (2004:34)

Gustav, en cambio, deberá morir porque el conflicto ha nacido de su propia alma, está en su espíritu: en el cómic se ha proyectado hacia dos personajes externos. Así, la Muerte será la única que puede brindar una salida a los conflictos de ambas obras: es ella la encargada de vencer a las fuerzas dionisíacas, de eliminarlas por completo, aunque implique darle fin a una vida o las creencias que la sostienen.

El que quiera el trabajo completo, me lo pide y ya.