sábado, 18 de octubre de 2008

Demencia


Enloquecer… enloquecer de locura… enloquecer de vida sin oxígeno, enloquecer de vida sin amor, sin abrazos. Enloquecer de belleza, de ahogo sinrazón, de ganas de besarte. Enloquecer de estornudos incontrolables, de garrapatas en la garganta, de miradas inolvidables. Enloquecer de dolor y de furia ante la pérdida, la injusticia y la crueldad. Enloquecer de rutina pasiva, comodidad agresiva, susurros violentos. Enloquecer de placer, de ambición y de pelos de gato. Enloquecer de sed, de palabras y de sangre. Enloquecer en la juventud y en la vejez, de conocimiento y de emoción. Enloquecer. Perder el sentido común, la razón, dejar de contener el maremoto de pensamientos atrapados en tu red en tu océano. Perder. Dejarse ganar, dejarse llevar por la marea, las olas tibias. Dejarse hundir… y acabar.

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