Elegir

Una fiesta en mi casa, y yo no estoy invitada. ¿A quién se le ocurre? Nombres dobles, presencias inexplicables, días nublados en mis ojos aunque el cielo sobre el sol no se ciaga. Todos perdidos; todas las horas perdidas. Un segundo, una palabra que no deseo escuchar, y el agujero empieza a crecer otra vez, hoy decide llamarse vacío. Ahora no escucho a nadie siguiéndome, ni siquiera mi sombra. El sonido de las voces es sólo un murmullo que no logro diferenciar. Pasan caras frente a mí, no estás entre ellas. Tan triste, tan sola, tan vacía, tan dolorosa, tan poco tiempo para ser. ¿A quién se le ocurrió? Crearme, reinventarme cada mañana, para no pensar, para no er al gato agazapado esperándome para dar el salto final. ¿Seré devorada por mi propia incapacidad de elegir?