No quiero hablarte de mí y de mi total desprecio por este cuerpo enfermo que me limita a los espacios conocidos. No siento ningún respeto por él; quisiera dejarlo andar solo, sin las muletas que reclama, que se libere del dolor y se acerque al espíritu que desea abandonarlo, que lucha por escaparse cada noche en sueños. Quiero hablarte del alma que lo habita, que lo odia y lo dejaría a su merced apenas tuviera una oportunidad. Pero, dónde encontrarla? Dónde está la ventana de salida, la escapatoria a las noches de fiebre? Si la conoces, por favor no dudes en señalar el camino. No quiero más remedios inútiles a una atadura que me va a acompañar para siempre, que me deja sin opciones de imagen. No sé acercarme a mi propio ojo, porque me da miedo que me arrastre a un agujero del cual no pueda salir. Y si no hay otra pared que construir, otro hueco que sellar, no encuentro mis palabras en ningún lado más que en la ira y la sombra de una noche que no me es placentera.
3 comentarios:
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y a mi :)
siempre estoy por comentarte y me cuelgo... que lindo =)
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