domingo, 5 de agosto de 2012

Lemon pie on a belly button

Escucho tu música y no sabés lo que se teje detrás, lo que crece desde tus huellas pasadas. El mundo en el que nos atoramos es demasiado pequeño. ¿De dónde salió esa historia? De un discurso que ni siquiera comenzó y ya es una omisión. Porque no pude volver a escribir una carta desde que la primera me dijo que había quemado todas -más de cien- en un ritual nocturno: no quise que jugaran con mis palabras, nunca más. Sólo yo tengo derecho a incinerarlas. Sólo yo elijo cuándo hacerlas desaparecer (y ese deseo me persigue).
Volvió la niebla a mi ventana. Hay libros por todas partes. Estoy sola.

3 comentarios:

Pili (Como Cher...) dijo...

Y también yo las hago aparecer, y a veces no aparecen, a propósito de las palabras...

Un beso.

José A. García dijo...

Nunca estás realmente sola cuando te encuentras rodeada de libros. En serio, ya lo comprobé.

Suerte!

J.

Pazchi dijo...

La soledad de las perras negras de 100 autores en mi escritorio =)

Gracias a los dos por pasar!