domingo, 5 de junio de 2011

and the fault is my own

La culpa era mía, mía por soñar utopías de princesas en sábanas de seda, donde nada podía romper el muro que me rodeaba. Nadie podía crear una grieta en mi realidad.
Pero los almohadones de pluma cayeron al piso antes de lo predicho. El árbol negro sigue ahí, esperando que le saques la foto de una promesa que jamás cumpliste.
Y no me quedare inmóvil en esta espera que me convierte en sal. Deseo seguir respirando, sintiendo aquello que alguna vez supiste darme.

1 comentario:

Pazchi dijo...

Compensar no es estar. Compensar sólo se puede si antes había algo que se perdió.