
¿ESTOY
ROTA?
(¿Julieta lo habrá mirado a Romeo desde esta altura?)
Otra vez la ventana, otra vez la discusión, los gritos y las sienes latiendo al compás de las olas de ira. No sabemos manejar estos sentimientos, se descontrolan tan fácilmente; somos pequeñas bombas de tiempo, tic tac, esperando a estallar.
(Hay que prenderle fuego el patio)
Te acercaste lentamente a mí y me pediste un abrazo. Nos acercamos, aunque el escozor del enojo aún nos molestaba. Pasaste tus brazos alrededor de mi cuerpo, por detrás, de cara al frío que nos enfrentaba. Balbuceaste algo, no logré entenderte.
(Hay que prenderle fuego el patio a la vieja de abajo)
Intentaste girarme, que te mostrara la cara, pero no lo lograste; enganchada del marco, yo conspiraba para cometer mi próximo crimen. Ya la discusión no importaba, habías perdido mi atención. No podía permitir que me arrancaras de mi fogoso ensueño.
(Podré hacerlo desde aquí, con un poco de alcohol?)
Las manos me dolían por la fuerza que ejercías sobre ellas con las tuyas. Intentaste morderme el cuello, te golpeé bruscamente con mi codo. Te alejaste, vencida. Mi reacción no alcanzaría nunca la velocidad de mi pensamiento.
(Sí, es fácil, sólo un trapo viejo y buena puntería)
El humo subía, trepaba por la pared como una araña asustada. Fuiste la primera en salir, yo gateaba detrás tuyo, tapándome la boca. Te perdí al girar en el pasillo, no supe continuar; tranquilamente me senté a esperar que mi mente se envolviera en llamas.
Luz, día, ojos verdes, corazón, mariposas en la panza, camisas y vestidos, figuras heteronormativistas que se desdibujan en nuestras manos tomadas al caminar por la calle, la emoción de tener un beso de tus labios, sentirnos diferentes al resto. El dragón del futuro esperándonos, el dragón del pasado acechándonos. Miedo y lujuria. Confianza y palabras. Empujones y juegos bruscos, “los chicos siempre se tiran de los pelos después de jugar”. Horas de cavilaciones y entresueños buscando tu mano que me alcance. Discusiones cortadas, alejamientos sin abrazos, reconciliaciones dolorosas. Regalos que nunca me habían hecho, dulce y salado, prácticas de cocina, tu cepillo de dientes en mi baño. Sombra, lo que fui y lo que puedo ser. Tus celos, mi frustración, tus y mis amigos, noches de tele. Dormirme en tus brazos y despertarme sola, no recordar tu beso de despedida. Pedir perdón, pedir abrazos, pedir más de lo que puedo tener, pedir más y más. Obligaciones incumplidas. Deseos incompletos, enojo de amante resentida, un recital fuera de la ciudad; todas las cosas que no puedo darte, porque me las robaron, porque no las tengo, porque me faltan ganas, porque me paraliza el pánico. Una escena vergonzosa, el dolor de estómago, sentarme en la ventana a oler el frío de la luna. Saber que nunca fue fácil, que nunca lo va a ser, y elegirlo igual… buscar el significado del amor, límites de lo que se puede hacer, esperar, tomar y quitar, dar y entregar. A la fuerza, jamás. Sentirme acorralada, sentirte presionada, dibujar líneas que ni siquiera pensábamos mover, ponerle tiempo a todo… preguntar qué es lo que buscás en mí, preguntar qué es lo que espero de vos. Si te amo o no, si te adoro o no, darse por vencida o no, si somos tan diferentes o no, decisiones que quiero o no quiero tomar.
Quién puede darnos la respuesta?