sábado, 3 de diciembre de 2011
No sé ni para qué pregunto.
lunes, 21 de noviembre de 2011
Minutas
viernes, 11 de noviembre de 2011
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Muchas gracias
jueves, 6 de octubre de 2011
Una preguntita, nomás
No estoy acostumbrada todavía a recibir tus preguntas afiladas, usualmente van en el otro sentido... Pero me congelaste en una docena de palabras...
Estoy buscando la respuesta.
sábado, 17 de septiembre de 2011
Hace meses
La tortuga olvidada en medio del velorio.
Tan irónico que viva adentro de una rayuela.
Ahora las paredes están cubiertas de cuadrados azules y pegajosos.
Necesitar ayuda para alcanzar la profundidad del sueño.
La resistance al dolor y a la muerte.
La búsqueda de la simpleza nacida en libertad.
Una revolución estético-reikista.
La vieja golpeando a la gatita blanca.
La sensación de ser un tubo intrascendente.
Transpiración y olor a sahumerio en una habitación cerrada.
Oler y lamer al gato que no tiene pulgas.
(sin miedo a perder)
Música, carajo!
Sobras
Marla se hace carne en mí.
Y si ahora tengo que ser un cuerpo, lo seré.
Soy persona de armas tomar.
Porque retarme serìa como darle cuerda a un avión.
Haber roto tres cuerpos en toda mi vida.
Palabras vencidas por los clichés.
En mi sueño nadie cantaba.
Descubrir en la oscuridad una nueva piel.
No soy lo que vos querés que sea.
"Esa mujer escribe como si el diablo la poseyera; y ésa es siempre la única condición bajo la cual una mujer escribe algo que valga la pena leerse (...)". Nathaniel Hawthorne sobre Fanny Fern
Butterflies in my head.
Podrìa convertirme en pàjaro, en gato, en bola de fuego o en palabras. Podrìa tratar de ser lo que no soy; podrìa tratar de no ser lo que aborrezco. No te espero màs, ya sé que no vas a venir y el tablón en la ventana va a quedar vaciío otra vez. Podrìa convertirme en pañuelo, en árbol, en dolor. El cambio ya está en mí, y nada me detiene. Sè hacia dònde puedo ir sin tu companía. Soy una araña, una libélula, una mariposa. Soy la hoja del árbol que cae sobre tu cabeza. No puedo evitarlo, la mutación sigue su curso y no tengo voluntad para atacarla. Ojalá pudieras verme mutar. ojalá pudieras escucharme: soy el eco de cada ruido de la ciudad; soy la chispa de tu encendedor. Soy tus ropas, soy tus ojos. No soy nadie, pero soy todo. Puedo ser todo para alguien, excepto para vos, que ya no podès verme. Puedo ser todo para alguien.
sábado, 13 de agosto de 2011
Cascarita
Porqué debería pretender que no me importa cuando me revuelve el estómago?
Porqué no puedo simplemente callar las cosas que repito demasiado?
jueves, 11 de agosto de 2011
Basilisk
Un poco más cerca de conocerme.
domingo, 7 de agosto de 2011
New rules
NO soy la madre de nadie.
NO me corresponde hacer lo que los otros no hacen.
NO tengo que repetir las cosas cincuenta veces. Sólo dejarlas ir.
NO tengo que enroscarme por nimiedades.
NO tengo que preocuparme por las tareas de ninguna otra persona que no sea yo.
NO tengo que asumir que los demás no van a cumplir con sus promesas.
Y sobre todo, TENGO que aprender a decir BASTA.
sábado, 23 de julio de 2011
Quiero hablarte
No quiero hablarte de mí y de mi total desprecio por este cuerpo enfermo que me limita a los espacios conocidos. No siento ningún respeto por él; quisiera dejarlo andar solo, sin las muletas que reclama, que se libere del dolor y se acerque al espíritu que desea abandonarlo, que lucha por escaparse cada noche en sueños. Quiero hablarte del alma que lo habita, que lo odia y lo dejaría a su merced apenas tuviera una oportunidad. Pero, dónde encontrarla? Dónde está la ventana de salida, la escapatoria a las noches de fiebre? Si la conoces, por favor no dudes en señalar el camino. No quiero más remedios inútiles a una atadura que me va a acompañar para siempre, que me deja sin opciones de imagen. No sé acercarme a mi propio ojo, porque me da miedo que me arrastre a un agujero del cual no pueda salir. Y si no hay otra pared que construir, otro hueco que sellar, no encuentro mis palabras en ningún lado más que en la ira y la sombra de una noche que no me es placentera.
jueves, 21 de julio de 2011
Carta de presentación a ComoPezEnElArbol
Todavía creo que la literatura es cosa de magia, que para escribir hay que prender una vela, invocar a los dioses, escuchar música que les agrade a las musas, entrar en un trance hipnótico, conectarse con el otro lado de las manos, ofrecer un sacrificio.
Porque ganar algo tan valioso como el don de la palabra no es un regalo.
Conocer un secreto que podría destruirte. Conocer tu verdadero nombre para ser tu amo. ¿Acaso no es ésa una leyenda antigua? Un vago recuerdo de un dragón y un caballero. Pero, podría ahora pensarte como mi dragón, mi retador, aquél que terminará por matarme o entregarme su corazón. ¿Conozco tu secreto? ¿Cómo hago para comprobarlo?
Todo pica. Esta incomodidad en las manos, las venitas saltando como si quisieran salirse de la piel. No imaginaste nunca que el personaje de mis historias no era ella, sino yo misma. En ese momento me sentía poderosa, y quería sentir que tenía el control. Necesitaba cambiar mi apariencia en un lugar donde no fuera peligroso y pudiera fácilmente volver a encontrarme cómoda. Un relato de mi mundo paralelo. Quería ser una venita exaltada, y salirme de mi camino para que la sangre se deslizara por el dedo hacia un papel en blanco donde finalmente podría descansar.
Si me escucharas cuando te digo lo importante que son las palabras en mis oídos para la estimulación de este cuerpo que no tiene ganas de moverse, que perdió en algún momento el ansia, quizás no serías tan reticente a la hora de recitar un poema que me abra los ojos, que me despierte de mi ensoñación inmóvil, que me haga nadar en el ritmo de una vibración y de un cuerpo tan extraño para mí y aún así, en simétricos movimientos, ser en resonancia a eso que sale de tus labios.
No te resulta extraño entonces que haya exorcizado a la mayoría de mis fantasmas entre líneas de tinta, porque así soy yo, porque es parte de lo que este cuerpo sangra, porque si se me ocurriera publicar tus cartas o las mías haríamos un hermoso libro, sabés? Porque a nadie le escribí con tanta función poética como a vos, ni con tanto impulso literato, y nadie sabe ciertas cosas que vos sí sabés, y que si se soltaran al aire formarían un rulo de barrilete y un cuervo, y muchos pensarían que es un designio del fin del mundo y se suicidarían, pero eso es tan común hoy en día…
(Con estas palabras yo te ato para que puedas sentirme sin tocarte.
Sangre apalabrada, palabra ensangrentada)
viernes, 8 de julio de 2011
No soy nada más que una muñeca a la que le ataron un alma. No quiero más esta ruptura en mí, esta dualidad infecciosa, quiero llorar y que en el agua salada se escape mi esencia, mi alma se deshaga en millones de gotitas mínimas, se evapore y vuelva al lugar a donde siempre debió estar.
La desnudez de mi cuerpo me ruboriza cuando sé que estás mirando a través de mis huesos. Porque mis ilusiones más escondidas salen a la superficie si vos las convocás. Es tu poder, un regalo que te hice, aunque a veces lo uses contra mi voluntad. Te di la contraseña de mi muerte y también la de mi deseo.
Si no hay luz hace tres días es porque me tragué el sol. Me lo comí, como Zeus se comió a su padre, lo escondí dentro de mí, y nadie puede verlo. No deseaba que pudieras verme, pero este brillo me delata. No puedo dejar que el mundo se convierta en mi en emigo. Quizás les devuelva el sol, pero quiero a cambio una noche llena de estrellas.
Textos: Pazchi
Fotos: Alan Maida Y Ale Cape
jueves, 16 de junio de 2011
That song
Levitando en un cuarto totalmente negro, donde la música resuena en todo su poder, la vibración atraviesa cada fibra de su cuerpo enfermo, curándolo, atando las secreciones que no puede contener. Las cintas negras la mantienen cerca del suelo, son sus redes de seguridad y su condena. No tiene otra opción más que mantenerse ahí hasta que pueda salir del estado hipnótico en que la hunde ese lugar, donde nada la obliga a escuchar ni a somatizar un llanto en la nariz que se niega a escapar de la realidad que la tiene estaqueada a esta tortura resonante. No hay ninguna luz que se atreva a rozar su pelo dorado, que flota en el aire denso y brilla por sí mismo.
La muñeca desconoce su nombre.
domingo, 12 de junio de 2011
Escudo
Hoy tuvimos un domingo extraño. Un día extraño, igual que otros días extraños que se nos vienen acumulando últimamente. Vos, nerviosa por la facu. Yo, con problemas de la panza. Y hacernos companía hizo que nos olvidáramos por un rato del mundo, y fuéramos sólo vos y yo. Porque esa chispa que se incendió hace tres años todavía está vivita y coleando.
Es verdad que estamos desbordadas, llenas de horarios, de problemas, de defectos y de histeria. Pero me gusta ser la "pareja consolidada" que formamos. Me gusta estar así, cerca tuyo en todo momento, por celular, por chat, en persona. Me gusta que me abraces y poner mi cabeza en tu hombro. Me das seguridad, y hacés que todo el miedo que me invade en ciertas noches desaparezca sólo con que me rasques la oreja, tratándome como un gatito. Me gusta ser diferente a vos y viceversa, y que esa diferencia nos intrigue -todavía- tanto como aquél octubre.
La ficción muchas veces me gana. Porque si el miedo se convierte en palabras, en personaje, en historia, da menos miedo. Pero en mi realidad estás vos, persona palpable y tu presencia es tan fuerte que el miedo no se atreve a acercarse.
Ahora lo ves? Sos mi escudo.
sábado, 11 de junio de 2011
Improvisando carcajada
Sí, pero nunca durante tanto tiempo!"
Ésas respuestas son las que traen la risa en medio del dolor.
domingo, 5 de junio de 2011
and the fault is my own
Pero los almohadones de pluma cayeron al piso antes de lo predicho. El árbol negro sigue ahí, esperando que le saques la foto de una promesa que jamás cumpliste.
Y no me quedare inmóvil en esta espera que me convierte en sal. Deseo seguir respirando, sintiendo aquello que alguna vez supiste darme.
domingo, 22 de mayo de 2011
No hagas promesas...
Si el intercambio no es equivalente, qué sucederá?
martes, 17 de mayo de 2011
No hay nadie abajo de mi cama
Volver. Volver para elaborar qué. Todas las líneas de mi vida han llegado a un punto en el que parecen correr solas, siempre en línea recta. Por más que a veces aparezca una curva, nunca llega a ser demasiado brusca. Estoy nadando en agua de estanque, de lago invernal. Las iluminaciones duran unos pocos segundos y las conversaciones bizarras menos de una vez al mes.
Creía conocerme mejor. Creía, porque evidentemente no es así. Una noche me encuentro mostrando una yo que no soy y después sintiéndome culpable, como si a mi alma se la fuera a comer una niebla oscura a través de la cual no puedo ver. Todo será así en los años siguientes?
"Elucubrar". Qué palabra hermosa y fea al mismo tiempo.
Hay un sentido de la lucha que perdí. Hay un sentimiento de poder cambiar el mundo que se está borrando lentamente en mí (aunque la mayor parte ya lo haya hecho). Todo lo que gané después del 2007 hoy ya no lo tengo, y me gustaría recuperarlo. Pero, es necesario? Está bien que haya cambiado, que me haya aburguesado espiritualmente? (porque a la billetera no le llegó ningún memo). Que persiga ahora estos ideales de clase media suburbana, de algo que si lo pienso en profundidad no es el mejor espacio desde el cual intentar un cambio?
La próxima prometo no aburrir con estas preguntas retóricas de nunca acabar. Es tiempo de inventar otra cosa, porque los monstruos que vivían abajo de la cama se quedaron en el dpto anterior; les parecía más cómodo, y esperaban algún inquilino nuevo a quien asustar.
Siempre hay demonios contra los que combatir. Sólo tengo que atreverme a retarlos nuevamente.
domingo, 15 de mayo de 2011
To sum up
Todos tenemos derecho a deschavetar en algún momento.
No tengo respuestas certeras ahora.
Todo es juego, cronopio. Porque lo que es serio causa dolor.
Vos decís que peco en seguridad?
No quiero ser princesa hasta las doce.
Deja de flashear, que no soy tan kinky.
Sueño con un mundo sin trabajo y con almohadas.
Sólo confío en lo que puedo hacer con mis propias manos.
La vida chistosa no quiere que me bañe.
Nada que un día de pijama no pueda curar.
The bad luck week
miércoles, 4 de mayo de 2011
Surrendering
Malditas dualidades internas
domingo, 17 de abril de 2011
martes, 5 de abril de 2011
Fichas
martes, 29 de marzo de 2011
Volver a ser
Hoy tengo ganas de vomitar, pero no sé qué. No sé bien qué siento (tristeza? Un poco de enojo? Molestia?) Los últimos días fueron agotadores, las últimas semanas agitaron el piso cual terremoto. No puedo seguir así por mucho tiempo. Quiero que todo se termine pronto, que la mudanza pase rápido, que las pastillas me hagan efecto, que no tenga que faltar a cursar, que no tenga que levantarme temprano, que una buena siesta me saque los nervios de vivir acelerada.
Quiero volver a ser un gato. Y rápido.
viernes, 18 de marzo de 2011
Still
K: Todo muy estático... No te preocupa la erosión (de la voluntad), la oxidación (de los sentimientos)?
Porque a veces lo único que quiero es quedarme inmóvil durante horas, para volver a escuchar los latidos de mi corazón.
martes, 15 de marzo de 2011
Short-sighted
Sadness like water, raining down...
Qué desastroso de mi parte, dejarme llevar por la corriente como un barquito de papel. Me olvidé de cuál es mi decisión. Me olvidé que yo también juego un papel en este lugar, y que las elecciones que hice afectaron tanto a otros como a mí. Por eso me abandoné a los anzuelos de Desespero. Pero ya no, ya no más. Sé que me voy a levantar, que las lágrimas van a pasar como una tormenta. Y me van a dejar lista para renacer, en los pilares de todo lo que construí está la respuesta. Caer para volver a subir, siempre fue así y siempre lo será. Como una semilla sembrada antes de la lluvia.
Como un fénix.
Como aprender a andar en bici.
I get back up and I'd do it again
lunes, 14 de marzo de 2011
Devastated
martes, 8 de marzo de 2011
Reposar
lunes, 7 de marzo de 2011
Evasión
Todas las rupturas deberían suceder en invierno. Porque cuando hace frío, evadirse de la realidad es más fácil: una frazada, un té bien dulce y un libro. Un mundo distinto.
En cambio, el verano con todas sus molestias (mosquitos, sábanas pegoteadas, etc) te obliga a quedarte acá. Horacio me lo discutiría, ya dijo que es todo cuestión de sugestión mental. Tendrá que disculparme, sr. Oliveira: mi cuerpo es demasiado humano.
miércoles, 2 de marzo de 2011
Esas malditas costumbres (completo)
“(…) desnuda para nadie.”
J.C.
A ella le molesta que la despierten cuando está muy cansada. Le gusta estar sola en su casa, prender sahumerios y velas, y así darle tiempo a su alma para curarse. ¿Curarse de qué? Ella tenía la certeza de que su corazón iba a explotar un día cualquiera. Por eso creaba ambientes seguros y tranquilos, donde pudiera escucharlo latir. Entablaba una pelea constante con su propia oscuridad. Por eso, o quizás no, ella es de las que cortan los alfajores con cuchillo. Toma té mientras llora todas las noches, por eso tiene un rollo de servilletas de papel al lado de su cama. Entredormida entre la tinta azul y el rojo pelo y la música y ese cansancio tan pero tan gris.
“Voy a tener que insistir: prefiero vivir rompiéndome la cabeza contra las paredes antes que ser una persona tibia. No soporto a la gente que no se posiciona, porque eso significa que no siente pasión…”
Todo el tiempo tenía miedo de tener bichos en la espalda. Así, sin denominación, bichos. Por más que el médico, los parientes, el bañero en la playa le aseguraban que nada estaba anidando en su piel joven, ella aseguraba que algo “le caminaba de arriba abajo, haciéndole cosquillas.” Su imaginación, demasiado vívida para los psicólogos, la llevaba de la mano hacia las pesadillas más horrendas. Despertaba empapada en sudor frío, en medio de un grito, de una mano que salía de la oscuridad, del ataque del monstruo casi humano. La noche la encerraba entre sábanas donde jamás se sintió a gusto. Sólo lograba salir del embrujo de los sueños cuando descifraba sus claves: en cada grieta inconexa, en cada giro inesperado, se escondía una palabra, un acertijo que ella debía rearmar como un rompecabezas maldito. Más de una vez sintió que no lo lograría; en ese otro mundo el tiempo siempre acuciaba, porque el persecutor de turno no tardaría en aparecer o ya estaría intentando arrancarle las manos y el corazón. El precio a pagar era demasiado alto: perder los miembros, y quedar atrapada en ese limbo de interminable niebla gris, del cual no había escapatoria posible. La suerte y el ingenio le habían dado agilidad –con el paso de las noches- para correr de sus cazadores y desencriptar a la vez los confusos códigos que le daban: casi siempre eran laberínticos juegos de palabras. Tal vez su condena se debiera a sus usuales caídas en entresueño que la atacaba mientras escribía. Las dulces ovejitas la arrollaban en una estampida que la dejaba inconsciente y vulnerable como un niño pequeño.
-“Así se desangra cualquiera.”- pensaba, mientras se deslizaba por la madriguera del conejo, Irene Alicia, espejo de sí misma en un plano desfasado de su cama de dos plazas.
“Asociaciones ridículas. En mi sueño, vos hablando y hablando sin parar sobre ‘la mendocina’ y yo que pienso en Mendoza –el virrey de México, que se atribuyó la conquista sin mover un dedo- y vos sos ‘la conquistadora’ por excelencia, siempre jugando a ser lo que no, creando méritos inexistentes…”
Escucha voces lejanas que no saben indicarle el camino. Teme que si duerme con un gato (o mejor como un gato) acurrucada entre las sábanas, no la acepten; que su vida bohème no sea de su agrado, porque a cada rato se sale de la caja en la que la pusieron. Para ella las respuestas son siempre el problema a la vez que la solución, es imposible arrancarlas de raíz. Quiere que su pelo se convierta en pelo de gato. Irene está enojada porque el nuevo edificio que construyeron en la manzana de su departamento pequeño le obstruye el sol del atardecer, la mejor hora para sentarse en la ventana. Cree que destruir se parece a descubrir, pero crear armatostes para tapar el sol, no le agrada. No quiere caminar con el corazón en las manos, se lo destrozaron más de una vez y prefiere esconderse. Como los bichos en su espalda.
“Qué me hace feliz? Música, la música me relaja. Pero vos. La satisfacción del trabajo bien hecho. Pero vos. Una noche de brisa tibia y olor a lluvia, perfecta para gualichos. Pero vos. Una carta perfecta. Pero vos. La idea para un nuevo relato. Pero vos..”
Le arde la boca del estómago. Quiere encontrar una brecha en la costumbre que la ahoga, tan simple como encontrar un titular ridículo, o crear el suyo: mujer muere aplastada por un televisor. Está harta de las preguntas retóricas y los límites. De los tubos fluorescentes y la presión ocular. De los plazos, el dinero y la pelusa. De los ángeles y las princesas en torres inalcanzables.
Vomita tinta antes de dormir otra vez. Es sólo una cuestión de líneas paralelas: si por la mañana los vómitos son literales, por la noche deben ser metafóricos. Quiere sacarse de la sangre este veneno que siente lo infecta todo, lo vuelve espeso, sin excepciones. Su guerra con las palabras es su exorcismo, una sangría que la agota. Quiere encontrar su propio mandala, al igual que Julio, aunque sabe que el agua de su río es turbia aún. Presiona botones intencionalmente, sabe que su zoé jamás existirá si no se lanza al abismo que la espera, oscuro y tan prometedor.
“Y así, maquillada, perfumada y desnuda por dentro me quedo a esperarte mientras la luz de la tarde desaparece, donde el cielo se vuelve anaranjado. Sé que no vendrás.”
A ella le encanta el olor del té. Especialmente el de jazmín. Le fascina el cine, donde se entrega completamente a una catarsis de dos horas. Prefiere que no le hablen apenas se despierta; siempre le costó pasar del inconsciente al consciente, y bajar los pies de la cama. A veces se queda dormida en las plazas, sobre todo los domingos soleados. Odia los miércoles. No puede comer comida chatarra: su estómago se queja durante días. El malhumor tarda horas en despejarse de la comisura de sus labios, en esos días en que cada molestia mínima la saca de sus casillas. O de su equilibrio, como dice ella. A ella algunos días le duele estar viva. Acaso respirar sea una tarea titánica algunas mañanas, el vapor en la ducha hirviente es una constante para la mujer frágil que se piensa.
“Sueño con deslumbrarte alguna noche con un disfraz que no se parezca en nada a la imagen que te hiciste de mí. Puedo jugar a ser lo que yo quiera, sólo tenés que darme la oportunidad.”
Mientras saboreaba un cóctel explosivo de jugo de naranja con lágrimas, pensó que ese invierno duraría para siempre, que sus manos se congelarían y dejaría de escribir. No sabe divertirse, tiene miedo. Miedo de todo. Miedo de lo que puede ser si decide mutar otra vez, sacarse la piel de serpiente-conejo y liberarse de ese cuerpo que odia y ama, que la ata a lo que no desea. Ese invierno plagado de sueños reales, realidades ilusorias e ilusiones volátiles. Ella quiere liberarse. Pero no sabe. El mundo le parece ridículo por momentos, se siente desapegada de todo lo material, como si le fuera posible salirse de su cuerpo y mirar alrededor desde un lugar que no son sus ojos, tocar desde una vibración que no son sus manos. Ninguna canción le habla, está fuera de alcance de cualquier radar, más allá de las palabras. Las ondas que emite son mínimas, tan pequeñas que no superan su espacio personal. Una pregunta ronda en su cabeza continuamente: ¿Por qué cambié algo tan importante para mí por otra persona? ¿Por qué permití que mis valores se trastocaran en el supuesto nombre del amor? Desea, desea ante todo recuperar aquello que perdió, volver a encontrar su esencia, aquella sensación de paz que conoció en algunas noches de verano durante su adolescencia.
“Me escapé. De ella, del lugar, de la cotidianeidad, del ruido, de las charlas banales, del enojo y la preocupación, de la compañía que no es placentera. Pero sobre todo me escapé de lo que me dolió cambiar mi esencia por otra persona. Es hora de mutar a mi original otra vez, de volver a ser.”